viernes, 29 de julio de 2011

Energía inagotable

Los estudios físicos nos mostraron hace tiempo que la energía se transforma, no se crea, ni se destruye. Así cada uno de nosotros somos, únicos e irrepetibles como personas con nombre y apellido, somos parte de un equilibrio energético que aunque no lo comprendemos lo bien habitamos y a la vez somos habitados por él.
Es un misterio! pero qué hermoso saber que estamos TAN relacionados.
Comparto algunos link sobre este tema, si tienen otras lecturas compartámoslas:
http://bit.ly/oV6YXE

miércoles, 27 de julio de 2011

Pan bien tostado

Después de un largo y duro día en el trabajo, mi mamá puso un plato de salchichas y pan tostado muy quemado frente a mi papá.
Recuerdo estar esperando ver si alguien lo notaba... Sin embargo, aunque mi padre lo notó, alcanzó un pan tostado, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela,. No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y mermelada al pan tostado y comérselo todo.
Cuando me levanté de la mesa esa noche, recuerdo haber oído a mi madre pedir disculpas a mi padre por los panes tostados muy quemados.
Nunca voy a olvidar lo que le dijo:  "cariño no te preocupes, a veces me gustan los panes tostados bien quemados."
Más tarde esa noche, fui a dar el beso de las buenas noches a mi padre y le pregunté si a él le gustaban los panes tostados bien quemados. Él me abrazó y me dijo estas reflexiones:  "tu mamá tuvo un día muy duro en el trabajo, está muy cansada y además  - un pan tostado un poco quemado, no le hace daño a nadie".......
“La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta. Aprender a aceptar los defectos y decidir celebrar cada una de las diferencias de los demás, es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera. Un pan tostado quemado, no debe romper un corazón.  La comprensión  y  la tolerancia es la base de cualquier buena relación. Sé más amable de lo que tú creas necesario, porque todas las personas, en este momento, están librando algún tipo de batalla. Todos tenemos problemas y todos estamos aprendiendo a vivir y lo más probable es que no nos alcance la vida para aprender lo necesario.”
"El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas equivocaciones, existen semáforos llamados amigos, luces de precaución llamadas familia, y todo se logra si tienes: una llanta de repuesto llamada decisión, un potente motor llamado amor, un buen seguro llamado fe, abundante combustible llamado paciencia, pero sobre todo un experto conductor llamado Dios!!!”

lunes, 25 de julio de 2011

Moriré

(Foto de Patricio Zamora)
(Recreación del texto de Alfredo Rubio de Castarlenas: I jo em moriré)
Soy un ser vivo y moriré.
Me moriré un día, una noche, no lo sé.
Moriré caminando o durmiendo, cerca de los míos o tirado en algún lugar recóndito.
Nadie sabe cuánto tengo más de vida. Nada sirve para predecir ese tiempo, y en cambio, si de algo tengo certeza es de que moriré.
Moriré, y los redondos duraznos seguirán llenando de maravilla la boca de los niños cada verano, moriré y jugarán de nuevo a perseguirse y a esconderse la luna y las estrellas, el hombre y su esperanza.
 Todos los días, nuevas flores abrirán sus pétalos aún en mi ausencia; y mis hijos y seres amados seguirán sus propias vidas, como debe ser.
Mi casa será poblada por otras personas y las cosas que hoy uso, usarán otros o dejarán de tener sentido.
Moriré y habré hecho todo lo que habré hecho, nada más. No empeñaré a nada ni a nadie con mis tareas, haré las que tengo que hacer con la honestidad de quien sabe que morirá en cualquier momento y así poderme ir tranquilo.
Moriré y me recordarán como lo que mostré de mí, como lo que hice.
Moriré y habré alcanzado a amar con la intensidad que me permití, habré sido tan generoso como yo quise darme y todo lo que no entregué morirá ese mismo instante.
Qué hermoso, qué alegría, que aunque yo muera todo en el universo seguirá rodando como si tal cosa.
Moriré y después de las tardes de lluvia y truenos se colgará de la mirada de los seres, el pasmo redondo de contemplar en el cielo húmedo el arco iris.

I jo em moriré (Poema de Alfredo Rubio)
I jo em moriré i les grans peres d’aigua,
cada setembre
seguirán omplenant de marevella la boca dels infants;
i jo em moriré i jugarán de nou a perseguir-se i amagar-se,
la lluna i els estels, l’home i sa esperanca
Qué formós que encara que jo mori tot
en l’univers, seguirá rodolant com si tal cosa
així podré anar-me de puntetes a fruir-te señor, a fruir-te


I jo em moriré i a les tardes de pluja i de tronada després,
es penjará
de la mirada, el pasme rodolenc de contemplar
en el cel humit l’arc de l’iris.

lunes, 18 de julio de 2011

Mi papel de acompañante

Es interesante tomar conciencia de la relevancia del "acompañamiento", de cuando somos acompañantes de otros y de cuando nos están acompañando. Jean Vanier, una vez más, ilumina con pequeñas gotas de sabiduría:
"En la actualidad no tengo responsabilidades propiamente dichas en mi comunidad. No obstante, acompaño mucho tanto a antiguos asistentes como a nuevos. No soy ni psicólogo ni sacerdote, pero tengo una cierta experiencia de la vida y de las personas. Poseo un cierto conocimiento de lo humano y de los caminos de la vida espiritual. Mi papel de acompañante consiste en escuchar a esos asistentes, cerca de una hora el mes a cada uno, para buscar con ellos la causa de sus dificultades humanas y comunitarias, para comprender su significado. 
Se trata de unirse a ellos allí donde están y no de juzgarles a partir de un ideal o de lo que yo pienso que deberían hacer. Se trata de ayudarlos a vivir una coherencia entre lo que dicen y lo que viven, de estar en la realidad de su humanidad, de captar de y de aceptar sus heridas y, sobre todo, de crecer en su humanidad, en su vida espiritual y en su capacidad de caminar hacia una mayor madurez, buscando el alimento espiritual e intelectual, el sustento y el descanso que necesitan. Jean Vanier , Cada persona es una historia sagrada, P 153"

viernes, 15 de julio de 2011

Testimonio de Fukushima

Esta carta, escrita por el inmigrante vietnamita Thanh Minh que trabajó en Fukushima como policía, a un amigo en Vietnam, fue publicado en New America Media, el 19 de marzo. Es un testimonio de la fuerza del espíritu japonés, y un corte interesante de la vida cerca del epicentro de la crisis en la central nuclear de Fukushima en Japón. Fue traducido por el MNOAL editor Andrew Lam, autor de "Como Oriente-Occidente: Escribiendo en dos hemisferios" condensado en Shanghai Daily.


Hermano,


¿Cómo estás tu y tu familia? Estos últimos días, todo era un caos. Cuando cierro mis ojos, veo los cadáveres. Cuando abro los ojos, también veo los cadáveres.




Cada uno de nosotros debe trabajar 20 horas al día, sin embargo, me gustaría que hubiera días de 48 horas, para que podamos seguir ayudando y rescatar gente.


Estamos sin agua y electricidad, las raciones de alimentos se encuentran cerca de cero. Apenas se consigue trasladar a los refugiados antes de que haya nuevas órdenes para trasladarles a otro lugar.


Actualmente estoy en Fukushima, a unos 25 kilómetros de la planta de energía nuclear. Tengo tanto para decirte que si pudiera escribirlo todo, seguramente se convertiría en una novela acerca de las relaciones y comportamientos humanos en tiempos de crisis.


Aquí la gente mantiene la calma - su sentido de la dignidad y el comportamiento adecuado son muy buenas - así que las cosas no son tan malas como podrían serlo. Pero dado una semana más, no puedo garantizar que las cosas lleguen a un punto en que ya no se pueda proporcionar la debida protección y el orden.


Son seres humanos después de todo, y cuando el hambre y la sed reemplacen la dignidad, van a hacer lo que tienen que hacer. El gobierno está tratando de proveer suministros por vía aérea, con alimentos y medicinas, pero es como dejar caer un poco de sal en el océano.


Hermano, hubo un incidente realmente conmovedor. Se trata de un niño japonés que enseñó a un adulto como yo, una lección sobre cómo comportarse como un ser humano.


Ayer por la noche, me enviaron a una escuela de gramática para ayudar a una organización de caridad a distribuir alimentos a los refugiados. Era una larga fila que serpenteaba un lado a otro y vi. a un niño de alrededor de 9 años de edad. Llevaba una camiseta y un par de pantalones cortos. Estaba haciendo mucho frío y el niño estaba en el final de la cola. Me preocupaba que en el momento que le llegara el turno, no hubiera ningún alimento. Así que hablé con él. Dijo que estaba en la escuela cuando ocurrió el terremoto. Su padre trabajaba cerca y se dirigía a la escuela. El estaba en el balcón del tercer piso cuando vio el coche de su padre barrido por el tsunami.


Le pregunté acerca de su madre. Dijo que su casa está junto a la playa, que su madre y su hermana pequeña, probablemente no se salvaron. Volvió la cabeza, se secó las lágrimas cuando le pregunté acerca de sus familiares. Estaba temblando por lo que me quité la chaqueta de policía y se la puse a él. Ahí fue cuando mi bolsa de ración de alimentos se cayó. La recogí y se la di a él. "Cuando llegue tu turno, podrías quedarte sin alimentos. Así que aquí está mi parte. Yo ya comí. ¿Por qué no te lo comes?"


El muchacho tomó mi comida, se inclinó. Pensé que se lo comería de inmediato, pero no lo hizo. Tomó la bolsa, se acercó al principio de la cola y la puso con toda la comida que estaba esperando para ser distribuida.


Me sorprendió. Le pregunté por qué no se lo comía, en vez de añadirla a la pila de los alimentos. Él respondió: "Porque veo gente con mucho más hambre que yo, si lo pongo allí, se van a distribuir los alimentos por igual.."


Cuando escuché eso me di vuelta para que la gente no me viera llorar.


Una sociedad que puede educar a un niño de 9 años de edad para que entiende el concepto de sacrificio por el bien común es una gran sociedad, un gran pueblo.


Bueno, en estas pocas líneas envío a tí y a la familia mis mejores deseos. La hora de mi turno ha llegado nuevamente.


Ha Thanh Minh


10 COSAS QUE DEBEMOS APRENDER DE JAPÓN:




1. LA CALMA


Ni una sola imagen de golpearse el pecho de dolor. La muestra de dolor en sí ha sido dignamente llevada.


2. LA DIGNIDAD


La disciplina en las colas para el agua y los alimentos. Ni una palabra áspera o un gesto de crudo.


3. LA CAPACIDAD


De los arquitectos, increíble, los edificios se balanceaban, pero no caían.


4. LA GRACIA


La gente compraba sólo lo que necesitaba para el momento, por lo que todo el mundo podía conseguir algo.


5. EL ORDEN


No hay saqueos en las tiendas. No tocan la bocina y no adelantan en las carreteras. Sólo comprensión.


6. EL SACRIFICIO


Cincuenta trabajadores quedaron atrás para bombear agua de mar en los N-reactores, sin pensar en cómo es que alguna vez los recompensarán.


7. LA TERNURA


Los restaurantes redujeron los precios. El fuerte cuida a los débiles.


8. LA FORMACIÓN


La gente de edad y los niños, todo el mundo sabía exactamente qué hacer. E hicieron precisamente eso.


9. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Ellos mostraron moderación magnífica en los boletines. Ningún periodista publicó tonterías. Sólo reportajes para difundir la calma.


10. LA CONCIENCIA


¡Cuando se cortó la luz en una tienda, la gente volvió a poner las cosas en los estantes y se marchó en silencio!

miércoles, 6 de julio de 2011

Dos tipos de ideales

Jean Vanier nos alienta con nuevos comentarios, esta vez habla de "cambiar un corazón a la vez"... quizá empezar por el de uno, cierto? Dos tipos de ideales

Mi experiencia me muestra que hay dos tipos de ideales: uno que se concentra en la estructura, otro que es más dirigido hacia las personas. El primero tiende a ser combativo, buscando reformar estructuras sociales y confiar en una buena organización y forma de propaganda. El otro hace énfasis en la importancia de la escucha, la presencia y el cariño, cambiando un corazón a la vez. Los jóvenes que centran sus energías en las personas tienden a vivir más cerca de la realidad humana que aquellos que buscan cambiar a través de teorías, estructuras y una perfecta manera de vivir. Esto puede rápidamente convertirse en ideologías que chocan contra las personas en vez de llevarlas hacia una mayor libertad, sabiduría y compasión.

Jean Vanier "Cada persona es una historia sagrada"