domingo, 14 de noviembre de 2010

Lo Alto en Conce: Una experiencia de reconciliación


Construir la confianza y animar la Paz

Ese fue el lema del 1er. Encuentro en Lo Alto en Concepción.

Más de 300 personas, desde el viernes hasta el domingo, nos encontramos en comunidad para "construir la confianza y animar la Paz".

El escenario de ese encuentro fue tan impactante como los anteriores encuentros en Lo Alto del Colorado. En un prodigio de logística y coordinación logramos ocupar un pequeño mirador desde el que podía observarse San Pedro, la Laguna Grande y el mar, en tres días excepcionales con un clima maravilloso, sin viento y en el impactante silencio de las alturas.


Para llegar a la carpa había que recorrer una parte del camino a pie, en medio de un bosque bellísimo. El encuentro fue tan potente como cariñoso y emocionante. Como siempre en Desafío, todos recibimos mucho más de lo que dimos.


El encuentro tuvo todos los ingredientes de Lo Alto: el coro, la banda, los testimonios, los espacios de silencio, los grupos chicos, el almuerzo comunitario en el Colegio Inglés, ubicado en la base del cerro.

Elisabeth y Magali presentaron la experiencia de los Constructores de Paz, y nos representaron muy bien a todos los que llevamos adelante este "Desafío" de comunidad.

Mansour Labaky



El padre Mansour Labaky entregó su tremenda experiencia en el Líbano, mediando entre bandas asesinas, guerrilleros fundamentalistas y bombardeos indiscriminados.


Pero el padre Mansour trajo más que historias tremendas, nos trajo un canto de esperanza...literalmente, este cura impresionante es poeta, cantor, músico, escritor,  y nos contagió su energía en francés, castellano, árabe y arameo. Cantó varios temas bien pegadizos que entusiasmaron a todos.



Para quienes han estado en algún Lo Alto, un rasgo diferente de este encuentro fue la participación de grupos de empleados de varias empresas de la zona, lo que cambió un poco el perfil tradicional del público que asiste a estos encuentros.

Un rasgo impactante de esta experiencia, fue la oportunidad de la reconciliación. La gente de la zona soportó tres pesadas desgracias en febrero: El terremoto, el tsunami, y los saqueos.

Fueron muchas las experiencias de reconciliación que escuchamos y que vivimos.

Yo llegué a Lo Alto en el medio de una experiencia personal de reconciliación y tuve la suerte de poder pintar paneles, acomodar cajas y coordinar servicios, lo que me permitió vivir Lo Alto en dos dimensiones, por lo que me siento un privilegiado.

Eso es todo, queridos constructores de Paz. Reciban estas pinceladas del encuentro con todo mi cariño y mis ganas de compartir lo mucho, mucho que he recibido este fin de semana.

Paz y bien para todos.

martes, 9 de noviembre de 2010

¿Como me veo?, ¿qué aporto?, ¿qué me aporta la comunidad?, ¿qué veo más allá?

"Me asombra escuchar lo que viven las Comunidades de Constructores de Paz. Eso me confirma en la intuición que tuvimos al inicio de Desafío de crear espacios para el encuentro. Permitir a personas de distintos ámbitos, creencias, condiciones sociales, la posibilidad de hablar de uno, descubrir que su propia verdad puede enriquecerse con la verdad del otro aprendiendo a escuchar, bajar los prejuicios. Vivimos en un mundo que ha perdido el valor de la conversación de fondo, no sabemos escucharnos, nos quedamos en la superficie de nuestro ser, no nos atrevemos a mostrarnos tal como somos con nuestras luces y sombras, alegrías y penas, certezas y dudas, éxitos y fracasos. Hemos reducido nuestras conversaciones a temas como la farándula o el mundo político, un mundo en crisis de identidad que está perdiendo su alma.

Las Comunidades de Constructores de Paz, a mi juicio son un espacio en la vida de uno, donde puedo hablar de mí sin miedo, sin temer el juicio del otro, donde también puedo aprender del otro, descubrir nuevos horizontes, donde nadie manda, donde participo como los demás, donde la pauta tiene como único objetivo dar la nota que permite al grupo sentirse al unísono como el primer violín al inicio de un recital.

Nadie busca enseñar al otro algo, y sin embargo los intercambios me enseñan más que muchas charlas, no hay proselitismo cualquiera, cada uno se siente con un llamado interior a un plus de autenticidad, de transparencia, de humildad, de verdad.

Es como un lugar fuente, donde inconscientemente estoy aprendiendo a respetar al otro en sus creencias, donde tomo fuerzas para vivir lo mismo en otros lugares, como mi familia, con mis amigos, mi comunidad religiosa, etc..

Es la respuesta a una necesidad profunda del ser humano. Jean Vanier lo expresa muy bien cuando habla de: “crear y desarrollar relaciones vitales”.

El éxito de una Comunidad de Constructores de Paz, se basa en ofrecer esta respuesta a personas que al inicio no saben que tienen esta sed.
Estamos contribuyendo a humanizar la globalización. Gracias a internet tenemos acceso al mundo entero, podemos saber todo, pero estamos pasando al lado de la relación de corazón a corazón, de abrazo a abrazo, Esos espacios permiten expresar nuestros cariños, afectos, ternura, misericordia.
Hay que seguir."

Denis Gallet, en el encuentro de animadores de Comunidades del sábado 6 de noviembre 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿A qué vienen al Grupo de Paz?

Dos veces al mes, un grupo de gente muy ocupada deja sus  asuntos personales, sus familias y sus horas de descanso para reunirse en la casa de alguno de sus integrantes.

Pero aparte del ritual de la reunión quincenal, se escriben, conversan, se encuentran de a dos, de a tres o más, en los fines de semana o cuando pueden.


¿Qué los agrupa? No los une la misma fe, orientación política, filosófica, profesional o recreativa, la edad ni el género. Algunos son expertos participantes de otro tipo de grupos, algunos no integran ninguna otra experiencia grupal sistemática.

Comenzaron llegando por la invitación  de Desafío, pero luego se integró más gente porque alguien les dijo que era bueno, que les gustaría, que les haría bien…probaron y se quedaron.

Tal vez algunas prácticas habituales en el grupo entreguen una pista de la fidelidad a esta experiencia:

·      Son aceptados como son. La tolerancia es regla de oro.
·      Se reconocen falibles, imperfectos. Nadie debe demostrar nada en especial.
·      Buscan construir algo. Que en esta experiencia es la Paz, comenzando por la propia.
·      Tienen derecho a intentar su camino. Nadie es consejero de nadie.
·      Se divierten. La trascendencia de la Paz no es necesariamente igual a solemnidad.
·      Se emocionan. Se comparten las emociones sin “cátedras” de lo bueno y lo malo.
·      Se acompañan. Están al lado, mantienen presencia cariñosa sin exigir nada a cambio.

Nadie resuelve sus problemas cotidianos en el grupo. No hay ayuda terapéutica, ni laboral ni financiera. Sin embargo, todos insisten en seguir juntos.

Tal vez en la saturación de recetas extravagantes para sobrevivir a la vida moderna, hemos olvidado la importancia de la comunidad.  El Grupo de Paz es esencialmente una comunidad, orientada a impulsar la construcción personal de la Paz, a través del potente recurso del acompañamiento colectivo.

Si no parece muy magnético ni desafiante, es porque lo mejor de lo que pasa en el grupo es intangible: Hay que vivir la experiencia para captar su trascendencia.

Nuevo espacio para compartir

Hola a todos y todas, estimadísimos amigos constructores de paz. 
Hemos creado este blog con la idea que sea asequible y lo hagamos nuestro, creo que para entrar y ser parte es muy fácil, así que démosle nomás!!
Un fuerte abrazo, elisabet